¿Atenas ó Esparta? O, lo que es lo mismo, súbdito ó ciudadano. No quiero dar aquí una clase de historia clase, aburrida y llena de pedantería. No. Pienso, que lo que ocurre en la actualidad, tiene una génesis en la historia antigua, y la no tan antigua. La sagrada antiguedad, madre de la actualidad; que decía un profesor mío de historia. Así pues, fijémonos en esa sagrada antiguedad griega clásica, y saquemos conclusiones de la actualidad; pues la historia, como dicen algunos, tiende a ser cíclica, se repite. En la antigua Grecia, había dos modelos de convivencia, que dirían los progres, uno, el ateniense, democrático y participativo. El ser ateniense, era sinónimo de ser ciudadano. El otro modelo es el espartano. La sociedad espartana estaba concevida por, y para la guerra. El espartano vivía por, y para el servicio al estado. El ser espartano, era sinónimo de ser súbdito. Bien, pues, habiendo dado este leve repaso a los modelos imperantes en la Grecia clásica, pasemos a sacar conclusiones de la pervivencia de estos modelos en la actualidad. ¿Qué queremos ser, atenienses ó espartanos? O lo que es lo mismo: ¿Ciudadanos ó súbditos?
En España, hace ahora treinta años, nos dotamos de un modelo ciudadano, mediante la reforma del antiguo modelo franquista; que pretendía convertir lo que era un sitema que preservava la omnipotencia del estado, en un modelo que sirviera para la participación ciudadana en la vida política, económica y social. Para ello, se creó, y se consensuó, una constitución. Se puso en marcha un modelo democrático, y se pretendió con ello que la soberanía nacional, recalase fundamentalmente en el pueblo; en la ciuadanía. ¿Se consiguió? Yo creo que solamente a medias. En este pais, actualmente, se presume de cultura democrática, de haber hecho una transición modelo de una dictadura a una democracia. Como he dicho antes, nos dotamos de una constitución, no se si buena ó mala, pero creo que dadas las circunstancias, era la mejor que podiámos tener. Y nos quedamos ahí. No hemos avanzado nada en trienta años. No se ha tocado ni un punto, ni una coma de ese sistema del que nos dotamos, y vemos, no sin preocupación, que la sociedad avanza, pero el sistema político español se ha quedado anclado en el año setenta y ocho del pasado siglo. El sistema electoral español, es un sistema, por y para los partidos políticos, no para los ciuadanos. En el setenta y ocho, puede que este sistema fuera el apropiado, aunque no el mejor; pero ahora, vemos como se ha quedado trasnochado. El español es, desde hace treinta años, súbdito, no ciudadano. ¿Es que por ir cada cuatro años a votar, nos podemos considerar ciudadanos? ¿A quienes representan las personas sentadas en el congreso de los diputados? ¿A la ciudadanía? No. Representan a los partidos poíticos; votados por la ciudadanía, si, pero no representan a esta. El sistema electoral proporcional impide que los diputados sean los representantes reales del pueblo. Y así, los políticos se han convertido en una élite, que mira mas bien por sus propios intereses y por los de sus afines, que por los de los que los han votado. Esparta. Por eso, es esencial, la reforma constitucional, y la reforma de la ley electoral para que la representación parlamentaria, atienda a la demanda ciudadana. Para que dejemos de ser súbditos, y nos convirtamos en ciudadanos. Para que esta país, deje de ser Esparta, y se convierta en Atenas. Nuestro futuro, depende de ello, pues la crisis económica que estamos viviendo, es, en muchos sentidos, causada por la crisis política que padecemos, de unos años a esta parte.
¿Y vosotros, que queréis ser? ¿Espartanos ó atenienses?