Cita:

"La dureza de los ricos justifica el mal comportamiento de los pobres"
(Marqués de Sade)

sábado, 19 de junio de 2010

Infraestructuras inútiles.

A veces, en la televisión, en medio de tanta telebasura, eso si, a horas intespestivas, cuando nadie o casi nadie los ve, las televisiones meten en sus parrillas programas de verdadera calidad. Un claro ejemplo es REC, de Cuatro. El fenomenal programa, dirigido por Jon Sistiaga, ahondaba en la noche de ayer viernes, en las obras inútiles, hechas con dinero público, con pólvora del rey, que se han hecho en España en los últimos años.
Algunos, llaman a esto keynesianismo. Ya lo hemos comentado aquí en días pasados y, lo repito, ésto es, ni más ni menos, que despilfarro.
Se nos pusieron algunos ejemplos de la tontería nacional, de la afición de la casta dirigente, de los sátrapas autonómicos y municipales, por las obras sin sentido, disparatadas, absurdas y fuera de lugar, que pueblan toda o casi toda la geografía patria. Por ejemplo; en el reportaje salió el recientemente construido aeropuerto de Lérida. Para mostrárnoslo, la reportera de Cuatro, había quedado en un aeródromo próximo con el responsable de aeropuertos de la Generalidad. Desde el aeródromo, la periodista y el cargo público, que se presentó a la cita, como no, en coche oficial, realizaron un viaje en avioneta hasta la nueva terminal aeroportuaria ilerdense. Tras aterrizar en el mismo, y mostrárnoslo, con una sonrisa de satisfacción de oreja a oreja, por parte del político, se nos informaba de la utilidad de tan costosa obra. Un economista consultado por el programa, nos informaba de la inviabilidad de un aeropuerto que tiene a menos de una hora de automóvil el aeropuerto internacional de El Prat, en Barcelona. También salieron a colación algunos ejemplos de disparates aéreos, como el aeropuerto de Albacete, el de Burgos, el de Ciudad Real. Todos ellos, rentables solamente políticamente, y de una dudosa rentabilidad económica más que manifiesta.
También se pusieron sobre la mesa, casos como la estación del AVE de Guadalajara, la Cartuja de Sevilla y la remodelación faraónica del puerto de Valencia para la celebración de la Copa América.
Durante éstos dieciocho últimos años, desde la celebración de las Olimpiadas de Barcelona y la Expo de Sevilla en nuestro suelo, han aparecido como setas, patrocinadas por la élite política, aprovechadas por la oligarquía empresarial imperante, y hechas con el beneplacito de una población aborregada por el "fast food" y el "National Sport", numerosas obras de una más que dudosa utilidad, rentabilidad y funcionalidad, a largo plazo, o lo que es lo mismo, para la fiesta organizada por los políticos y los oligarcas y, aplaudida por el vulgo, se han construido, con dinero público, de todos, miles y miles de castillos en el aire, que pasada la orgía de marras, han pasado a ser pasto de las ratas, el abandono, el olvido y la desidia.
Ahí tenemos el ejemplo de la Cartuja Sevillana; en ella, a alguien se le ocurrió la felz idea de construir un estadio olímpico, uno de los mayores estadios deportivos de España, que no usa nadie, o que es usado, unos pocos días al año. Que decir, del puerto de Valencia, donde el edificio que se utilizó como sede y centro de prensa de la Copa América, solo sirve hoy para albergar bodas, bautizos y comuniones. Lo del aeropuerto de Ciudad Real, es más que kafkiano; un aeropuerto donde se han despilfarrado miles de millones de euros, y que está a medio terminar. Ciudad Real, una pequeña ciudad, a media hora de Madrid y del aeropuerto internacional de Barajas, en AVE, por obra y gracia de la voluntad de una casta, contará con un aeropuerto. Es de risa.
Como colofón, para terminar, diremos que en el programa de Cuatro, salieron unos animalitos, que si van a aprovecharse del aeropuerto construido por la Generalidad en Lérida; las ovejas. A los pastores de la zona, se les ha contratado, para que usen sus animalitos como corta césped en los alrededores de la terminal. El responsable de aeropuertos del gobierno catalán, justificaba ésto como canto al medio ambiente, y a la convivencia de la última tecnología y de la tradición. No solo despilfarran nuestro dinero, sino que encima, se pitorrean de nosotros.

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