Que formamos parte de una sociedad idiotizada, eso no es un secreto para nadie, eso, se ha puesto de manifiesto hoy, en Madrid, en plena huelga de los trabajadores del metropolitano capitalino.
La ideología imperante y de moda ultimamente en las Españas, el neoliberalismo, ha conseguido que los integrantes de las capas más bajas de la sociedad, los que integramos los cimientos de esta gran pirámide, nos echemos a nosotros mismos la culpa de todo éste berenjenal.
Hoy, los culpables del carajal en el que se ha convertido la ciudad de madrid por la inoperatividad del suburbano, eran, adivinen...los trabajadores del mismo. No se le ha echado la culpa a los políticos que de "chupatintillas" para arriba hacen sus desplazamientos en coche oficial, tuneado y blindado, con chofer disponible las 24 horas. No se le ha echado la culpa a un gobierno central, "socialista", que ha metido en el mismo saco de la rebaja salarial, a todos los funcionarios, lo mismo al tipo que vegeta, contratado a dedo, en una lúgubre oficina de algún ministerio, que al señor que día a día se encarga de atendernos en un hospital, de velar por nuestra seguridad con riesgo de su propia vida, de apagar los fuegos frutos de nuestra negligencia, de llevarnos en transporte público a nuestro lugar de trabajo, de estudios, de ocio.
Hoy, la sociedad idiotizada que han creado, se echaba las manos a la cabeza y decía a coro con algunos polítiquillos, y con algunos sicarios de la opinión; "que vergüenza, nos han dejado tirados, estos, que tienen el puesto asegurado, que tienen el sueldo fijo a finales de mes". Despotricaban contra ellos, se les insultaba, se les minusvaloraba, se les negaba el derecho a protestar, por la injustisima medida de bajarles el sueldo, mientras los políticos responsables de ese servicio público, vital para la ciudad de Madrid como es el metro, despilfarran, se atiborran a nuestra costa, se ponen las botas.
Estamos inmersos en una idiotización colectiva, capaz de dar patente de corso a las "sanguijuelas" y quitarsela a los que contribuyen con su trabajo a que una gran ciudad, simplemente funcione.
Puedo entender el enfado del que ha llegado tarde a trabajar por causa de la huelga, al que se ha visto perjudicado por la misma. Es normal. Pero, hay que entender que la única herramienta de un empleado, público o privado es la huelga, no para hacer daño gratuito, si para dar a entender a los que tienen amarrada la sartén por el mango, que hay una linea que no se puede traspasar, que hay un límite para su codicia, para su avaricia, para su parasitaje.
Apoyo y envidio la resolución de los trabajadores del metro de Madrid, los comprendo. Eso si, no entiendo la actitud tan aburguesada de los sindicatos en otros sectores, privados, y la actitud de esos mismos sindicatos, tan rebelde con las empresas de caracter público. Es algo que se tendrán que hacer ver. Si los sindicatos se movilizan, legítimamente, por el recorte de los salarios de los trabajadores de empresas públicas, no entiendo su pasividad para con los trabajadores de empresas privadas. Ahí, si entiendo la crítica de la gente. Pero eso es una cosa, y otra, es cargarla contra el legítimo derecho a la huelga de todo un colectivo.
Mañana, se anuncia otro día complicado en Madrid. En próximas fechas se anuncian huelga en la recogida de basuras, por ejemplo. Otro servicio esencial, que ha sido recortado. Igual, digo yo, si empezamos a recortar en coches oficiales, en prevendas, en palaciós faraónicos en la Cibeles y en los miles de asesores inútiles que pululan por las oficinas municipales madrileñas, no tendríamos que recortar el salario de los empleados públicos. Pero claro, eso el vulgo no lo ve.
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