Cita:

"La dureza de los ricos justifica el mal comportamiento de los pobres"
(Marqués de Sade)

viernes, 9 de julio de 2010

Todo está escrito y prediseñado ( I ).

La Comisión Trilateral y la "estrategia trilateralista".

En 1973 se constituye la Comisión Trilateral. Uno de los hombres claves del transnacionalismo, David Rockefeller, con la ayuda eficacísima de Zibgniew Brezezinsky, promueve su fundación. Representantes de las grandes empresas transnacionales originadas en las tres mayhores zonas capitalistas del mundo -Estados Unidos, la Europa del Mercado Común y el Japón- se reúnen en la Comisión, con la asistencia de economistas universitario, periodistas y políticos.
No constituyen -como a veces se ha dicho exageradamente- "el poder mundial en la sombra". Constituye el centro de reflexión, de análisis y elaboración teórica y estratégica, a la luz del día, de los grandes poderes económicos del mundo capitalista. Es suficientemente decisivo. Como Richard Fald ha dicho (Atención): "La visión de la Comisión Trilateral puede definirse como la perspectiva ideológica que plasma el punto de vista transnacional de la gran empresa multinacional", la cual "intenta subordinar las políticas territoriales a objetivos económicos de carácter no territorial".
Objetivos de la elaboración teórica y de las propuestas prácticas de la Comisión son: por un lado armonizar los intereses de las tres partes, evitar las tensiones y conflictos entre las mismas para llevar a una acción común sobre el resto; y, por otro lado plantear las estrategias adecuadas hacia el propio centro, hacia los países socialistas y hacia los países del Tercer Mundo.
Para esta acción la "idea nacional", cualquier nacionalismo de izquierda o derecha, es el primer enemigo, es lo que hay que destruir en primer lugar.
Como dice el trilateralista Ortona, el enemigo principal "lo constituyen las fuerzas centrífugas del nacionalismo".
El capital transnacional y sus instituciones significa, para esta linea de pensamiento de la Comisión Trilateral, un avance hacia el desarrollo mundial, hacia la "felicidad universal", al romper las ataduras, frenos y barreras nacionales. En este sentido Brzezinsky manifiesta:
"El estado-nación, en cuanto unidad fundamental de la vida organizada del hombre ha dejado de ser la principal fuerza creativa: los Bancos Internacionales y las Corporaciones Multinacionales actúan y planifican en términos que llevan mucha ventaja sobre los conceptos políticos del Estado-Nación".
"Los gobiernos sólo sirven ya para disponer de una autoridad capaz de controlar los desórdenes internos que se producen en su zona de actuación"
(Zbigbiew Brziezinsky "La era tecnotrónica, Buenos Aires, Paidos, 1970, pag 102).
Los Estados Nacionales quedan reducidos así, para esta visión trilateralista, en simples Comisarías de policía que vigilan el orden requerido por el despliegue del capital transnacional. (Los ejércitos nacionales, por consiguiente, se conciben como "policías de empresa", para la defensa de este orden y de estos intereses) De aquí, que un comentarista llegue a decir:
"El desarrollo lógico y consecuente -a la aumentada participación de las corporaciones multinacionales- ...sería el fin de la nacionalidad y los gobiernos nacionales tales como los conocemos (John Deboid "Multinational Corporations: Why Be Scared of Them?" En "Foreign Policy", otoño 1973.)
(...)
En Estados Unidos un éxito fulgurante lo obtienen con el desplazamiento del Presidente Nixon -fuertemente criticado por el trilateralismo-, colocando después en la presidncia al trilateralista Carter.
(ATENCION A ESTO) Frente a los paíse socialistas, de economía centralizada, sostiene una política de contención militar -que no debe llegar al enfrentamiento bélico, pero que fortalece la industria más gratificante de los tiempos presentes que es la de armamentos- y de penetración a través de las que se han llamado "empresas transideológicas", es decir empresas transnacionales cpitalistas instaladas en países socialistas (en donde laplanificación de benficios puede hacerse sin el temor de agitaciones sociales).
En este sentido, el capital transnacional no presenta el menor escrúpulo en la colaboración con una ideología contraria. David Rockefeller inspirador de la Comisión Trilateral y presidente del Chase Manhattan Bank, felicitaba así a Brezhnev en el 60 aniversario de la revolución de octubre:
"Mis felicitaciones con ocasión del 60 aniversario de la Revolución de Octubre. Las relaciones del Chase Manhattan Bank con su país comenzaron en 1924, con la importación de algodón norteamericano para la expansión de su industria textil. Desde entonces, el comercio internacional de la URSS ha crecido en forma considerable. Nosotros, en el Chase, estamos convencidos de que la URSS continuará siendo un factor de crciente importancia en el mercado mundial. Desde luego, esperamos poder coopear con la Unión Soviética en la consecución de sus metas".
(Ricardo Israel Zipper: "Países socialistas y Corporacions transnacionales: Política y economía de la colaborción Transideológica", Santiago de Chile, Instituto de Ciencia Política d la Universidad de Chile, 1984, pag 35)
Pero donde el trilateralismo ejerce su influencia más ortodoxamente es en el Tercer Mundo, y por supuesto en Iberoamérica. Toda la presión se ejerce aquí para asegurar la libre pentración del capital transnacional frente a toda defensa de carácter nacionalista. El objetivo esasegurar ese campo paa su libre expansión y evitar cualquier salto revolucionario al socialismo.
La recenta del neoliberalismo, propia de la Escuela de Chicago, se impone frente a los criterios de la Escuela Económica Latinoamerican. Tanto en regímenes de dictadura militar como de apertura democrática. Tanto con el ministro Martínez de Hoz bajo la Junta Militar argentina, con el ministro Ulloa bajo el gobierno democrático peruano del Presidente Belaunde. (La estrategia trilateralista prefierre la "democracia controlada" a la dictadura, en cuanto que presenta menos riesgos: no tiene la imprevisibilidad de ésta ni suscita reacciones peligrosamente revolucionarias. Pues el control de las restauradas democracias pasa por la conversión previa de la izquierda tradicional al sistema neoliberal. Esta, a cambio de la libertad política, renuncia al objetivo revolucionario)
(...)
(José Luis Rubio Cordón. Gran Historia Universal. "América en nuestros días". Ediciones Nájera. Madrid. 1990)

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