Cita:

"La dureza de los ricos justifica el mal comportamiento de los pobres"
(Marqués de Sade)

domingo, 19 de junio de 2011

Moralidad y legalidad.


Oigo en las "radio-teletertulias", hacer loas a la legalidad vigente. En esos mismos "foros", hasta hace poco, se echaba en falta que el pueblo saliera a la calle. También nos hicimos eco de esa apatía patria en este blog. Cuando finalmente el pueblo sale a la calle, los "telepredicadores" no parecen estar contentos. "Qué si los indignados que estuvieron frente al parlamento de Cataluña estaban fuera de la ley". "Qué si la policía debe actuar con contundencia". "Qué si debe imperar el imperio de la ley". "Qué si patatín". "Qué si patatón".
Bien. Cúmplase la ley. Pero no seamos cínicos, por favor. El que algo sea legal, no quiere decir que sea bueno, y mucho menos, que sea moralmente aceptable.
Hace unos pocos siglos, la esclavitud era legal en muchos lugares. Un ser humano podía, legalmente, ser dueño de otro. Los esclavos no tenían derechos, ni siquiera el derecho al trabajo, pues éste era una obligación, un deber.
Hasta hace viente años en Sudáfrica, y cuarenta años en algunos estados del sur de los Estados Unidos, era legal la segregación racial. Había lugares en los que un negro no podía entrar. Había escuelas para negros y escuelas para blancos. Había sitios reservados en los transportes públicos para negros, y sitios para blancos. Las dos razas no se podían mezclar. En la política, el predominio era blanco, en detrimento de los negros. Todo esto era legal, pero era injusto. Hubo gente que luchó contra ello, porque no era moralmente bueno, aunque estas leyes fueran legales.
Hubo gente que se jugó la vida, en el siglo XIX en el sur de los Estados Unidos, libertando a los esclavos negros, aunque ello les supusiera la muerte, en muchos casos. Hubo gente, como Luther King, como Mandela, que lucharon contra la segregación racial en sus respectivos países, aunque esto les supusiera pena de cárcel o la muerte.
Imaginen que alguien les hubiera dicho al señor Mandela, o al señor Luther King, en aquella época: "¡Ah, no, no, no, no!. Ustedes no pueden manifestarse contra estas leyes de segregación racial. De ninguna manera. Ustedes tienen que ser unos buenos ciudadanos. Tienen que respetar y acatar la voluntad de millones de personas que han refrendado con su apoyo a los políticos que han promulgado estas leyes".
Sería absurdo esto. ¿Verdad?.
Está muy mal montar el pollo frente a un parlamento, o en cualquier otro lado. Estoy de acuerdo. Hoy ha habido una macromanifestación de los indignados en Madrid. Ha ido mucha gente. No ha habido violencia, mal que les pese a algunos. Pero aunque la hubiera habido, eso no es causa para parar unas protestas justas. La violencia está mal. Es moralmente reprochable, aparte de ser ilegal.
Está mal ocultarse detrás de la ley para quitar derechos adquiridos a los demás, con la escusa de la crisis. Es legal, si, pero es moralmente reprochable y abyecto.
A veces lo moral y lo legal van unidos de la mano.
La mayoría de las veces, no es así.
Habrá que hacer algo para remediar esto, ¿no?.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Eso que dice sobre lo moral y lo legal es una verdad como un templo, como lo es igualmente que lo que preconizan los indignados y la manifestación de ayer no tiene absolutamente nada que ver con la democracia, la libertad y la justicia.

Su modelo tiene poco que ver con Luther King y más con Lenin o Bakunin.

Colectivo Afectados por el Hijoputismo (CAHP) dijo...

Bien, es su opinión. La respeto. No la comparto para nada. ¿No tiene que ver nada con la democracia el pedir más participación democrática, más transparencia, que las decisiones de los políticos atiendan a las demandas de la sociedad? Ya le digo, es su opinión y como tal es libre. Saludos

Anónimo dijo...

Una cosa no es justa por el hecho de ser ley. Debe ser ley porque es justa.

SEMPERFIDELIS

Colectivo Afectados por el Hijoputismo (CAHP) dijo...

Yo no lo hubiera expresado mejor.
Semper fidelis.