"El Señor es refugio para los oprimidos,
su refugio en los tiempos de angustia.
En ti esperan los que saben tu nombre,
pero no abandonan, Señor, a quien te busca.
Cantad al Señor, que mora en Sión,
publicad por los pueblos sus hazañas
Él, vengador de la sangre, se acuerda de ellos,
no olvida el grito de los oprimidos.
Piedad Señor, mira cómo me aplasta mi enemigo,
sácame de las puertas de la muerte,
para que pueda cantar tus alabanzas
a las puertas de Sión, gozoso porque me has salvado.
Los paganos cayeron en su propia trampa,
su pie quedó prendido en la red que tramaron.
(Salmos 9-10,16)
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