Cita:

"La dureza de los ricos justifica el mal comportamiento de los pobres"
(Marqués de Sade)

domingo, 30 de septiembre de 2012

Una imagen vale más que mil palabras: Rajoy y su puro.


Señoras y señores; tranquilos, la marca España está en buenas manos....
"¡Aleluya!
Alaba, alma mía, al Señor.
Alabaré al Señor mientras viva,
cantaré himnos al Señor mientras exista.
No confiéis en los príncipes,
ni en los humanos incapaces de salvar:
exhalan el aliento y retornan al polvo,
y ese día se malogran todos sus proyectos"
(Salmos 146, 1-4)

viernes, 28 de septiembre de 2012

La calle habla.



No soy amigo de manifestaciones, caceroladas, concentraciones, minutos de silencio, levantamientos de manos al grito de "estas son nuestras armas" y cualquier tipo de protesta callejera. Quien me conoce, sabe muy bien porque; por la cara de gilipollas que se le queda a uno, cuando pasados los días o los meses, llegan unas elecciones y vuelven a salir elegidos los mismos. Entonces uno se pregunta; "para qué, y se contesta a si mismo; "para nada, así que, nunca más".

Eso si; entiendo perfectamente que haya personas que, cabreadas, salgan a la calle a protestar, contra un gobierno que ha hecho justamente todo lo contrario de lo que prometió en campaña electoral, y de un presidente, que en un alarde constante de impotencia e inutilidad política, es capaz de decir a la ciudadanía que sus acciones al frente del ejecutivo son imposiciones foráneas, si con esa acción de salir a la calle va a vivir usted más tranquilo, adelante, porque que el político al que tú le has dado tu confianza te mienta, la verdad puede enervar al más cándido.

Entiendo que el personal, o una parte de él, salga a la calle porque no vea ya solución alguna a este lío, en el que nos han metido los políticos y los banqueros, espoleados por nosotros. Si quien te representa anda tan alejado de ti, tan por encima tuya, que es incapaz de tener un mínimo de empatía hacia ti, entonces es hasta cierto punto normal que las calles se llenen de desencantados.

No entiendo a cierta parte de los periodistas españoles, que en los días 25 y 26 pasados, se hayan atrincherado en posiciones tan radicales, tan en contra de que la gente salga a la calle a poner sobre la mesa su descontento. No se puede ser tan cínico, tan parcial, tan fariseo, tan hipócrita, al condenar una protesta callejera, cuando no hace mucho, muchos de los que hoy se rasgan las vestiduras en las tertulias del "TDT Party", iban pancarta en mano, al lado de los obispos, de dirigentes del PP o de las víctimas del terrorismo, cuya protesta callejera seguramente estaba cargada de razón en su momento, o tendrían poderosas razones los convocantes en aquel momento para llevarlas a cabo, por sentirse agredidos por las políticas llevadas a cabo, por el entonces presidente del gobierno, Rodríguez Zapatero.

De todos modos, esto que está empezando a suceder en España lo hemos venido advirtiendo aquí desde hace mucho tiempo. Es tal la distancia que empieza a separar a unas clases de otras, que lo raro es que la protesta y la algarada no se hayan producido antes. Estas cosas suelen suceder cuando los de abajo empiezan a sentirse indefensos, frente al asalto al estado que están llevando a cabo los de arriba. La gente, como anunciamos aquí hace ya mucho tiempo, está empezando a salir sola a la calle, sin respaldo organizativo alguno, sin organización política alguna, detrás de ellos, y eso que aún no nos han rescatado. ¿Se imaginan lo que sucederá cuando nos rescaten?

A nuestro modesto entender, aquí hay dos caminos a tomar:
- Uno, es más democracia, más control ciudadano de los políticos y las instituciones, y más control de estos sobre los poderes económicos.
- Otro, es dejar las cosas como están, aceptar lo inaceptable, acatar las medidas leoninas impuestas desde fuera y esperar a que el país arda por los cuatro costados.

¿A cual se apuntan ustedes?

domingo, 23 de septiembre de 2012

La contabilidad de los horrores.




Nos han contado, y por eso lo creemos, que el estalinismo, el ultracomunismo, allá donde se impuso, en Rusia, en la Europa del Este, en Asia; ha sido el responsable de millones de muertes, de millones de deportados a campos de trabajo y/o reeducación, de millones de torturados, o simplemente, de que millones de personas hayan tenido que vivir obligados a trabajar en condiciones infrahumanas, a vivir hacinados en infraviviendas, explotados a cambio de un jornal mísero e insuficiente. Nos lo han dicho, y nos lo han demostrado, y nosotros lo creemos, porque lo hemos contrastado y comprobado, porque hay pruebas concluyentes de que el comunismo llevado al extremo puede resultar una ideologia criminal.

Nos han contado, y por eso lo creemos, que el nazismo mató a más de 6 millones de judíos, y a más de 2 millones de personas más de otras procedencias, entre antinazis alemanes, comunistas, socialistas, demócratas en general, homosexuales, gitanos...Los nazis obligaron, además, a millones de personas a trabajar como esclavos en sus fábricas. Esas personas procedían de los países que los nazis ocuparon, por la fuerza, ilegalmente, criminalmente. Nos lo han dicho y nosotros lo creemos, porque lo hemos contrastado y comprobado, porque hay pruebas concluyentes de que el nacionalismo exacerbado llevado al extremo puede resultar una ideología criminal.

Hoy en día, en Grecia, en Portugal, en Italia, en Irlanda, aquí en nuestra España, han aumentado el número de personas que ven en el suicidio la única salida a su situación. Ha aumentado, alarmántemente, el número de personas que vive miserablemente, hacinada en infraviviendas, rebuscando comida en la basura, obligados a trabajar por un salario miserable. Hoy, en todos estos países hay gente que ha tenido que emigrar, con lo puesto, con la incertidumbre en la maleta, fuera de su país. Hoy, en todos estos países hay gente a los que les han robado impunemente sus ahorros, que han sido estafados y engañados por entidades financieras, a todas vistas, respetables y respetadas. Hoy en estos países, gracias a estas circunstanscias, están creciendo las opciones ultranacionalistas o ultraizquierdistas, que tanto daño le han hacho a la humanidad a lo largo de la historia, que tantos muertos han dejado en el camino, que tanta sangre han vertido. Nos lo cuentan y nosotros lo creemos, pero es que además, nosotros lo vemos, a diario, en la calle.

Dentro de algunos años, no se si muchos o pocos, alguien lo creerá, porque nosotros se lo hemos dicho, cuando los instigadores y los patrocinadores de toda esta tragedia sean juzgados y encarcelados, y la humanidad llegue por fin a la conclusión, de que todas las ideologías llevadas al extremo, provocan muerte, miseria, explotación, esclavitud y desesperación, pero que hay una ideología sobre todas que sirve de espuela a las más radicales, esta es aquella que se permite patrocinar la caída de las barreras que pueden servir para contener el deterioro de la convivencia y mantener el equilibrio en las sociedades. Esa ideología, se llama liberalismo.

"El Señor es justo en todos sus caminos,
leal en todas sus acciones"
(Salmos 145, 17)

lunes, 17 de septiembre de 2012

in DEPENDENCIA

Qué no les engañen; la manifestación de la diada fue solamente una manifestación de tremendismo más del nacionalismo catalán. Ni Mas, ni los "pujoles", ni Durán son hoy independentistas cuando ayer no lo eran. Todo esto tiene mucho que ver con el vil metal, con el dinero, el poderoso caballero al que cantaba el poeta. Esta gente no se mueven por si solos si antes no los mueve alguien, y ese alguien es la oligarquía que desde hace siglos los sustenta y a la que sirven de perros guardianes. Qué no les engañen; este es un intento más de que algo cambie, para que todo siga como siempre.

 Cuenta la leyenda que hace años, a los nacionalistas catalanes de CiU, comandados por don Jordi Pujol, le dieron la idea de exigir para su tierra lo que en la transición se les dio a los vascos y, lo que ya gozaban los navarros desde hace tiempo: Un régimen foral en el que recaudaran todo y dieran lo que les sobraran al Estado, si es que sobraba algo. Cuentan que el bueno de don Jordi no quiso ni oir hablar de aquello y que lo descartó. La razón, sencilla: Si la cosa iba bien, económicamente hablando, se recaudaría, se repartiría y se mandaría al Estado la parte proporcional que le tocaba. Esto teniendo en cuenta lo que dice el refrán de lo que le sucede al que parte y reparte, no estaba nada mal. Perodon Jordi, con buen sentido, con "seny",pensó que si la cosa iba mal, el Estado se guardaría muy mucho de intervenir y por tanto de ayudar, y claro, una economía como la catalana, la primera del país, se podría ir al traste sin el colchón del Estado central, y claro, él sería el responsable. Así que el bueno de don Jordi dijo que "nones".

Pero he aquí que han pasado los años, España anda metida en la Unión Europea (Por ahora), ya no hay posibilidad de devaluar la moneda para ser competitivos y los nacionalistas ven con estupor como las antes boyantes empresas catalanas están cayendo ante la competencia exterior, sin posibilidad de hacer nada para remediarlo, porque como decimos España, Madrid, ya no es competente como antes, y claro, el dinero es cobarde, el dinero necesita más dinero para subsistir, el dinero está saliendo a raudales de toda España incluida Cataluña, con destino al resto de Europa, con destino a paraísos "fecales"....y con destino a la Comunidad Autónoma Vasca y a la Comunidad Foral Navarra. Si, amigos. Estas dos comunidades gozan de una situación parecida a la de países como Alemania o Francia, en vez de parecerse al resto de España, y el por qué es algo complicado de explicar, el por qué no tiene que ver con que los empresarios, los políticos y los ciudadanos del resto del territorio nacional sean más tontos, más torpes, más vagos y menos trabajadores. La razón es que estos dos territorios, País Vasco y Navarra, gozan de un privilegio foral por el cual cuentan con hacienda propia, autónoma por tanto para quitar y poner impuestos, autónoma por tanto para dotar de vacaciones fiscales a nuevas inversiones en estos territorios.

En definitiva; es como si País Vasco y Navarra pudieran devaluar, cuando los demás no podemos hacerlo, y claro, Cataluña, visto lo visto, también quiere un sistema así. ¿Y quién no?. Por lo tanto, repetimos; no se dejen engañar; aquí nadie quiere la independencia, bueno si; Tardá, Laporta, Guardiola y algún otro iluminadillo. Pero la oligarquía catalana, el empresariado, la burguesía de toda la vida, el "cacicato", ni quiere oir hablar del tema. Todo lo más; suelta correa y templa gaitas.

Pero no se vayan a creer, que el tema es grave a pesar de todo. La cosa está clara; ¿Iba a aguantar la economía española el que tres territorios (Más los que se sumaran con la excusa de las diferencias con el resto) tuvieran un régimen fiscal distinto de los demás? ¿Iban a aguantar los ciudadanos del resto de España esas dos varas de medir solamente para preservar la unidad del "imperio"? Igual eran los extremeños, o los andaluces, o los castellanos, los que rompían la baraja y pedían ellos el tan machacado referéndum para Cataluña y el País Vasco.

¿Ven la diferencia entre un país poblado por ciudadanos libres y un país atado a la "libertad" de los territorios que lo conforman? ¿Cómo se puede plantear siquiera esto que los ciudadanos tengan diferentes derechos y diferentes deberes, dependiendo del territorio donde habiten, hayan nacido, o de la lengua que hablen? Visto así, ese criterio debería trasladarse a la Unión Europea; ¿no?. No se dan cuenta de que no se puede convivir en un país que establece tal discriminación entre sus ciudadanos, que ya la diferencia que goza el País Vasco y Navarra es contraproducente con la libertad del individuo y que ahondar en el tema con la inclusión de Cataluña, no es más que ahondar más en los problemas que siempre ha tenido España, con respecto a la desigualdad entre sus ciudadanos.

Qué quieren que les diga; yo no quiero pagar ese precio, es más, me niego a pagar ese precio, solo por mantener una unidad en la que no gozaría de libertad y en la que sería visto como un ciudadano de segunda.

domingo, 16 de septiembre de 2012

"Que nuestros hijos sean en su juventud
como plantas frondosas,
y nuestras hijas como carátides,
modelos de palacios;
que nuestros graneros estén llenos,
rebosantes de frutas de todas las especies;
que nuestros rebaños se multipliquen a millares,
a miles y miles por nuestras praderías;
que nuestros bueyes vengan bien cargados,
que no haya brechas ni fugas,
ni gritos de alarma en nuestras plazas.
Dichoso el pueblo que tiene todo esto,
dichoso el pueblo cuye Dios es el Señor"
(Salmos 144, 12-15)

domingo, 9 de septiembre de 2012

La solución a la crisis.


Siempre he considerado a la ciudad de Las Vegas el templo del despropósito, un sitio construído en mitad de ninguna parte, miles y miles de metros cuadrados levantados únicamente para desplumar al primo de turno que todavía se cree que la banca no gana siempre, o al hortera casamentero en busca de la "original" boda vestido de mamarracho, a lo Elvis.

Como hemos entregado nuestra soberanía, nuestra capacidad de decidir y nos hemos echado literalmente en las manos del vil metal, los políticos de turno ni son capaces, ni les da la gana, de encontrar una manera de crear puestos de trabajo, que no sea la especulación salvaje, el pelotazo o la horterada filo yankee, incluídos en el libro de estilo del neo liberalismo ultra y asilvestrado, que reniega del equilibrio que lleva a las sociedades modernas a una convivencia justa y sin violencia.

Las salidas neo liberales a la crisis moral, económica, social y política, de esto que todavía llamamos España, son Barcelona World y Eurovegas. El megaparque temático catalán, liderado por el señor Bañuelos, el hombre que tuvo el dudoso honor de presidir la primera gran inmobiliaria que cayó víctima de la burbuja inmobiliaria, con un montón de víctimas colaterales dejadas en la cuneta. El segundo, Eurovegas, liderada por Mr. Adelton, hombre de negocios que levanta no pocas amores y odios por su manera de entender lo que es un negocio lícito entre los jueces y los policías de medio mundo.

Estamos ante un fracaso, una claudicación ante una manera de hacer las cosas que nos dice que no puede haber un equilibrio, un mejor reparto de rentas, una convivencia o un control democrático de ciertas actuaciones de dudosa moralidad. Además estamos ante una reiteración, un volver a tropezarnos en la misma piedra del ladrillo, de la especulación urbanística, de un crecimiento insostenible e insano, defendido con la excusa de la creación de puestos de trabajo, cuando todo esto apesta que apesta a castillo en el aire, a pelotazo de salgamos corriendo y maricón el último, a engaño de trilero de cuello blanco.

A veces, un paso atrás avanza más que quinientos pasos hacia adelante en el camino de la perdición; paso atrás que por supuesto no van a dar, porque todo esto está montado para que gane la banca, para montar infinidad de chiringuitos insalubres e infumables, para mayor gloria de la corrupción y el desenfreno. En los ochenta y noventa fueron los grandes eventos, olimpiadas, exposiciones universales de todo tipo o los grandes parques temáticos de entretenimiento; en la primera década de este siglo, fueron las grandes moles de metal, a cual más fea, que acogían centros culturales, auditorios, museos de lo más variopinto o simplemente alguna mega biblioteca que nadie usa o aeropuertos y lineas de ferrocarriles de alta velocidad, semi vacías; y en la segunda década de este, por ahora nefasto siglo XXI, se imponen los mega casinos, grandes centros de turismo y de ocio dirigidos a las grandes fortunas construídas encima del hambre y la miseria de millones de seres humanos repartidos  por todo el orbe. Centros de turismo y ocio, que serán copiados en toda la geografía patria y que serán objeto de deseo de todos los caciques autonómicos, como traca final a la implosión económica de España y a su insostenibilidad futura.

En el día de ayer, se decía incluso, que se habían recibido ya más de ochocientos currículums de solicitantes de un puesto de trabajo en Eurovegas. Leyendo esta noticia vino a mi memoria una frase que, cuentan que le dijo uno de sus más estrechos colaboradores a Adolfo Suárez durante la transición: "Es increible, Adolfo; este país lo aguanta todo". Así nos ha ido. Así nos va. Así nos va a ir.
"Señor, te estoy llamando, ven corriendo,
escucha mi voz cuando te llamo;
que mi oración sea como incienso en tu presencia,
que mis manos alzadas, la ofrenda de la tarde"
(Salmos 141, 1-2)

lunes, 3 de septiembre de 2012

La Culpa.

 

Se nos agotan las ideas, las palabras huyen de nuestras mentes, de nuestros ojos, de nuestras manos, para no ser estampadas negro sobre blanco, para no ser escritas, para no ser leídas. Pareciera que las propias palabras estuvieran hartas, cansadas de ser utilizadas por nosotros cada día para decir lo mismo. Somos ciegos, pero unos no unos ciegos cualquiera, somos unos ciegos especiales, somos unos ciegos que estamos asistiendo a la voladura controlada de nuestro mundo, del mundo que nos legaron nuestros padres y no somos capaces de reconocerlo, inmersos siempre en buscar culpables entre nosotros mismos.

Vamos por la calle, cada día,  más decrépitos que el día anterior, viendo los semi cadáveres de nuestros congéneres arrastrados por la crisis, contentos de que todavía esa crisis no se haya cebado con nosotros, buscando culpables entre los políticos, entre los ciudadanos que no votaron como nosotros, entre los demás países, entre los inmigrantes, entre los pobres, entre los ricos, entre los enfermos, entre los sanos, entre los viejos, entre los jóvenes. Siempre es el otro el que tiene la culpa.

Para algunos alemanes la culpa de todo la tienen los ciudadanos del sur de Europa, malos ciudadanos, vagos, malos trabajadores, avariciosos, amigos de obtener en lo prestado un atajo fácil para transitar hacia la calidad de vida y la opulencia. Para algunos españoles, griegos, portugueses e italianos, la culpa de todo la tienen los ciudadanos del norte de Europa, principalmente los alemanes, los cuales han prosperado gracias al endeudamiento del sur para comprar sus bienes y servicios, y sus créditos baratos amparados por el BCE y por la moneda única.

Unos y otros seguramente tengan su parte de razón. Y sin embargo, unos y otros erran. El árbol que nos impone la crisis diaria, el día a día de la deuda, las caídas y las subidas de cifras, las interminables siglas, los datos, los beneficios y las pérdidas, no nos deja ver el bosque de un sistema podrido, hecho para contentar a unos pocos, casi exclusivamente y, para apartar a la mayoría. Un sistema que da por bueno el que haya más de cinco millones de personas que estén fuera del sistema económico y no sean capaces de ganar dinero para sustentarse ellos y sus familias, es visto como normal. Ahí tienen ustedes la culpa de la crisis. Nos hemos vuelto todos locos, locos peligrosos además, unos locos capaces de ver como normal el que individuos como nosotros, unos más capaces, otros menos, tengan que alimentarse de la caridad pública, de los cubos de basura que hay en las puertas de los supermercados o de los comedores sociales de Cáritas.

Nos hemos vuelto todos locos cuando no somos capaces de ver la caída, más pronto que tarde, de un sistema económico basado en la depredación de los recursos, en el crecimiento infinito y en la humillación de unos seres humanos por otros. "Bienvenido al club" o " a buenas horas sale éste con eso" dirán aquellos de ustedes que lleven años viendo esta situación. Otros dirán que siempre hubo pobres, siempre hubo comedores de Cáritas, y mendigos a las puertas de los supermercados repartiéndose los despojos del hiper consumo. Si, eso es verdad, y siempre era el otro el que estaba allí, buscando comida, pero es que ahora, nos ha llegado el turno a nosotros, a uno de nuestros hijos, a uno de nuestros nietos, a nuestro sobrino o sobrina, a nuestro hermano o hermana, a nosotros mismos. Nada como sufrir la crisis en carne propia para darnos cuenta de que si, de que hay crisis y de que esa crisis es muy dura. Ya no es el otro, el mendigo que veíamos a la puerta de alguna iglesia, del inmigrante que veíamos a la puerta de algún comedor social. No; ahora somos nosotros. Ahora ha empezado la crisis de verdad. Ahora nos damos cuenta de que hace años alguien nos lo decía, pero claro, quién le hacia caso, porque en definitiva, el pobre, el miserable, el que estaba fuera del sistema, era siempre el otro.

Ahora, cuando truena nos damos cuenta de que hay que hacer algo, lo que sea. Vemos un señor llamado Sánchez Gordillo, con su pañuelo palestino, su melladura, su barba de talibán, denunciar el hambre y la desigualdad, y lo aplaudimos. Y quién no lo aplaude. Vemos a Ruiz Mateos chotearse del sistema, alegando que lo han engañado, prometiendo que pagará a todos los incautos que creyeron en él y compraron sus pagarés al 8%, y lo insultamos. Y quién no lo insulta. Y no comprendemos que esto no viene de hace dos días, ni tres, que viene de hace treinta años, y que hace treinta años, Sánchez Gordillo ya estaba allí, denunciando, con sus ideario, que no es de este mundo, con su utopía, con su demagogia, con su parte de razón y, que Ruiz Mateos ya estaba allí, intervenido por un gobierno socialista, vestido de Superman, y de chulapo, saliendo elegido eurodiputado, recibiendo insultos y parabienes, como ahora. Todo viene de lejos, todo es repetitivo, todo estaba montado para que unos depredaran y otros fueran depredados, lo que pasa es que la parte peor siempre se la llevaban los pobres, los desarrapados, los mendigos, los que eran echados fuera del sistema o se autoexcluían ellos solitos, y ahora somos todos. Ni más ni menos.

domingo, 2 de septiembre de 2012

"Yo se que el Señor hará justicia a los humildes
y defenderá el derecho de los pobres.
Los que practican la justicia alabarán tu nombre,
los que practican el derecho vivirán a tu lado"
(Salmos 140, 13-14)