"Porque la esperanza de ingrato
se deshará como escarcha invernal
y se escurrirá como agua inservible"
(Sabiduría 16, 29)
Cita:
"La dureza de los ricos justifica el mal comportamiento de los pobres"
(Marqués de Sade)
(Marqués de Sade)
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domingo, 28 de abril de 2013
martes, 23 de abril de 2013
Esquizofrenia: Venezuelización, día de San Jorge y los silbidos tricolores de la masa.
A finales de los ochenta del pasado siglo, gobernaba el país hermano de Venezuela un socialdemócrata, Carlos Andrés Pérez. Al menos él se denominaba así, como socialdemócrata. A principios de la siguiente década, Chávez, militar populista más a la izquierda que Carlos Andrés, intentó tomar el poder por la fuerza mediante un golpe de estado. Fracasó, y a finales de la década de los noventa tomó el poder por la fuerza de las urnas. Fue el pueblo de Venezuela el que llevó al poder a Chávez, harto de una cuerda de políticos a cual más corrupto, harto de vivir en un país rico, con una riqueza fatalmente repartida. Una vez más, quizá sin proponérselo, fue el neo liberalismo salvaje aplicado durante épocas en el país caribeño, el que llevó al poder a la izquierda revolucionaria, demagoga y populista. Los extremos se tocan.
El miedo a la "venezuelización" del sur de Europa es evidente. Las políticas neo liberales tendentes a cargarse los estados privatizándolos, a vaciar las democracias y a polarizar las sociedades a la sudamericana, esto es; sociedades divididas en dos polos: ricos y pobres, pueden llevarnos a una salida a la venezolana.
En Grecia ya se están notando casos evidentes de tal fenómeno. En España, en los partidos tradicionales, empiezan a saltar las alarmas, tras las caídas a plomo en las encuestas de la intención de los ciudadanos de votarles. En Italia un fenómeno friki-político-mediático, Peppe Grillo y su Movimiento Cinco Estrellas, tienen paralizado el país. A Grillo lo han llevado al parlamento una considerable mayoria de italianos, hartos de los desmanes de su clase política.
Lo más curioso de todo es que desde el oficialismo europeísta imperante, nadie parece tomar nota de esto.
San Jorge, patrón entre otros de la ciudad de Cáceres. Llamo a mi amigo Jorge Ortega, cacereño de pro, para felicitarle. Jorge me cuenta que sus hijas le han regalado un libro y una rosa, como se acostumbra a hacer en Cataluña.
No comprendo a los que desde Cataluña se quejan de colonización cultural castellana, cuando hablan de defender su lengua y su cultura. La colonización, o bien es recíproca, o es solamente catalana. Ya hay quien a lo largo del Estado celebra el "día de Sant Jordi", con rosa y libro incluído de la manera más normal.
Es un fenómeno de asimilación cultural, como ha sucedido por ejemplo con la "fiesta" de Halloween,que ha sustituído, lamentablemente a la nuestra de Todos los Santos.
De todos modos, resaltar, que San Jorge, o Sant Jordi, también es patrón de Aragón y de Castilla.
¡Vaya; un hecho unificador! ¡Cuidado!.
Hoy se entregaba el Premio Cervantes, el más importante de las letras hispanas. Como cada año, la entrega del mismo se hizo en Alcalá de Henares, en el paraninfo de su universidad. Acudió el Príncipe de Asturias y su consorte, que fueron pitados por la masa. Acudió el Presidente de la Comunidad de Madrid, que fue pitado por la masa. Acudió el Obispo de Alcalá de Henares que fue pitado por la masa. Acudió el premiado, Caballero Bonald, que fue el único que fue aplaudido por la masa. Acudió la masa, portando banderas republicanas, que pitó a todo el mundo menos a Caballero Bonald. Por último, acudieron los medios de comunicación, televisiones y radios, que se hicieron eco de los pitidos de la masa a todos menos a Caballero Bonald. Entre esos medios de comunicación acudió TVE, que prefirió omitir los pitidos de la masa a todos menos a Caballero Bonald, y centrarse, en un ejercicio de manipulación horrendo, en el acto institucional y en los discursos.
Happy Saint George a todos.
El miedo a la "venezuelización" del sur de Europa es evidente. Las políticas neo liberales tendentes a cargarse los estados privatizándolos, a vaciar las democracias y a polarizar las sociedades a la sudamericana, esto es; sociedades divididas en dos polos: ricos y pobres, pueden llevarnos a una salida a la venezolana.
En Grecia ya se están notando casos evidentes de tal fenómeno. En España, en los partidos tradicionales, empiezan a saltar las alarmas, tras las caídas a plomo en las encuestas de la intención de los ciudadanos de votarles. En Italia un fenómeno friki-político-mediático, Peppe Grillo y su Movimiento Cinco Estrellas, tienen paralizado el país. A Grillo lo han llevado al parlamento una considerable mayoria de italianos, hartos de los desmanes de su clase política.
Lo más curioso de todo es que desde el oficialismo europeísta imperante, nadie parece tomar nota de esto.
San Jorge, patrón entre otros de la ciudad de Cáceres. Llamo a mi amigo Jorge Ortega, cacereño de pro, para felicitarle. Jorge me cuenta que sus hijas le han regalado un libro y una rosa, como se acostumbra a hacer en Cataluña.
No comprendo a los que desde Cataluña se quejan de colonización cultural castellana, cuando hablan de defender su lengua y su cultura. La colonización, o bien es recíproca, o es solamente catalana. Ya hay quien a lo largo del Estado celebra el "día de Sant Jordi", con rosa y libro incluído de la manera más normal.
Es un fenómeno de asimilación cultural, como ha sucedido por ejemplo con la "fiesta" de Halloween,que ha sustituído, lamentablemente a la nuestra de Todos los Santos.
De todos modos, resaltar, que San Jorge, o Sant Jordi, también es patrón de Aragón y de Castilla.
¡Vaya; un hecho unificador! ¡Cuidado!.
Hoy se entregaba el Premio Cervantes, el más importante de las letras hispanas. Como cada año, la entrega del mismo se hizo en Alcalá de Henares, en el paraninfo de su universidad. Acudió el Príncipe de Asturias y su consorte, que fueron pitados por la masa. Acudió el Presidente de la Comunidad de Madrid, que fue pitado por la masa. Acudió el Obispo de Alcalá de Henares que fue pitado por la masa. Acudió el premiado, Caballero Bonald, que fue el único que fue aplaudido por la masa. Acudió la masa, portando banderas republicanas, que pitó a todo el mundo menos a Caballero Bonald. Por último, acudieron los medios de comunicación, televisiones y radios, que se hicieron eco de los pitidos de la masa a todos menos a Caballero Bonald. Entre esos medios de comunicación acudió TVE, que prefirió omitir los pitidos de la masa a todos menos a Caballero Bonald, y centrarse, en un ejercicio de manipulación horrendo, en el acto institucional y en los discursos.
Happy Saint George a todos.
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domingo, 21 de abril de 2013
"Pero tú, oh Dios nuestro, eres benigno y fiel,
eres paciente y lo gobiernas todo con sabiduría"
(Sabiduría 15, 1)
eres paciente y lo gobiernas todo con sabiduría"
(Sabiduría 15, 1)
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La Palabra
miércoles, 17 de abril de 2013
Aporofobia.
"Como viene estando de moda últimamente, expertos de toda laya dirán que el racismo, la xenofobia y los fundamentalismos religiosos son los mayores obstáculos para resolver nuestro problemas comunes. Pero la verdad es que en la base de todos ellos estará como siempre la aporofobia.
Es el pobre (el áporos) el que molesta, más que el extranjero (el xenos). El extranjero rico es siempre bienvenido. se abren las puertas al árabe rebosante de petrodólares, al judío comerciante, al gitano impuesto por la "jet". Y las mismas puertas se cierran al gitano que vende papelinas en barrios marginales, a la dominicana empleada del hogar. No va tanto la cosa en este Mar Nuestro de "Xenofobia" o "Racismo" ni menos aún de odios entre religiones monoteístas, engarzadas en un tronco común, tan próximas por nacimiento y por orientación vital. Va de miseria y de intentar superarla, si queremos ser de verdad mediterráneos.
El Mediterráneo es, desde Sócrates al menos, un lugar de diálogo, porque los mares acostumbran a valorar lo diferente y lo semejante del que viene de la otro orilla.
El primer tema de ese diálogo ha de ser hoy cómo incorporar al "áporos", al necesitado, al disfrute de lo que por nacimiento le corresponde, al disfrute de una vida material y culturalmente digna".
(Adela Cortina Catedrática de Ética y Filosofía Política en la Universidad de Valencia. Artículo aparecido en ABC cultural, en 1998).
Siempre he defendido, que mayoritariamente, la sociedad española no es racista, sino tremendamente clasista. No asusta el extranjero en si; asusta el extranjero pobre. La cosa ha sido así siempre, incluso entre los propios españoles, y ha sido reflejado, como sin querer, hasta en nuestro cine. La "chacha", el peón, el malandrín de tres al cuarto, tenía siempre procedencia sureña, extremeño, andaluz, todo lo más manchego o murciano, y se llamaba Cañete, o López a secas, o todo lo más Rodríguez. El rico, el potentado, el profesional liberal, tenía siempre apellido rimbombante, compuesto, con un "de" delante, y con connotaciones norteñas, vasco-navarras principalmente.
Para salir de esta dichosa y duradera crisis, la receta es que se deje a los emprendedores."Prepárese" te dicen. "Recíclese" te repiten. Como si en este valle de lágrimas no hubiera lugar para los mediocres. Se toma como un fantástico dato el aumento, a pesar de la crisis, del número de trabajadores autónomos. No se tiene en cuenta que esto podría deberse a que la empresa está obligando ha hacerse "Frilans" a gente que antes estaba en nómina. Prohibido aspirar a cuarenta horas semanales, un sueldo, vacaciones pagadas, tiempo para trabajar y tiempo para tu familia. "Eso es de mediocres, y han sido los mediocres los que nos llevaron a este callejón sin salida", nos dirán. Para salir de aquí abajo, debemos ser todos Emilios Botines o Amancios Ortegas.
Cinturón de seguridad en torno a los políticos "escracheados". Entre trescientos y ciento ciencuenta metros, dependiendo del calibre del cargo público en cuestión. Suponemos que un miembro del gobierno tendrá derecho como mínimo a los trescientos metros de rigor. Diputados, senadores, alcaldes, concejales y cargos públicos autonómicos, de trescientos para abajo. Ya hemos dicho, y lo repetimos, alto y claro, que no nos gustan los escraches en este blog, y que por lo tanto, no somos partidarios de ellos. Como también repetimos alto y claro, que los escraches son el resultado anunciado ya hace tiempo por diversa gente, entre los que me cuento, del alejamiento de la clase política de la ciudadanía a la que debiera servir. Esto es así, y como es así, no se les ocurre otra solución a los escraches, que poner un cinturón policial, únicamente. Pues nada, que siga el tonto, aún habiéndose acabado la linde.
"No nos vamos, nos echan", dice un enunciado en las redes sociales, denunciando la huída de los jóvenes sin empleo y con estudios, hacia la Europa del norte. El espíritu de sacrificio es algo a lo que los españoles hemos renunciado hace años. Hemos enseñado a nuestros hijos las virtudes de la compra a crédito, de la vida regalada hasta la treintena en casa de papá sin pedirles nada a cambio y, como no, a despreciar al "áporos", al pobre, y a ciertos trabajos que estos realizan para sobrevivir, tales como limpiar casas, servir mesas o barrer calles. Estos trabajos, por lo menos en las grandes ciudades, lo siguen haciendo los inmigrantes, en un país con cinco millones de parados. Si indicas a alguien, que previamente se te ha quejado que su nene o su nena, con la carrera recién terminada , no encuentra trabajo, que busque salida en alguno de estos empleos, te dirá que lo prefiere en casa. No solo se odia al pobre, también se odia su modo de vida y por supuesto sus trabajos. Así luego es más fácil para las llamadas clases medias, aceptar la justificación de los políticos de los recortes sociales a estos parias.
Aporofobia pura y dura.
Es el pobre (el áporos) el que molesta, más que el extranjero (el xenos). El extranjero rico es siempre bienvenido. se abren las puertas al árabe rebosante de petrodólares, al judío comerciante, al gitano impuesto por la "jet". Y las mismas puertas se cierran al gitano que vende papelinas en barrios marginales, a la dominicana empleada del hogar. No va tanto la cosa en este Mar Nuestro de "Xenofobia" o "Racismo" ni menos aún de odios entre religiones monoteístas, engarzadas en un tronco común, tan próximas por nacimiento y por orientación vital. Va de miseria y de intentar superarla, si queremos ser de verdad mediterráneos.
El Mediterráneo es, desde Sócrates al menos, un lugar de diálogo, porque los mares acostumbran a valorar lo diferente y lo semejante del que viene de la otro orilla.
El primer tema de ese diálogo ha de ser hoy cómo incorporar al "áporos", al necesitado, al disfrute de lo que por nacimiento le corresponde, al disfrute de una vida material y culturalmente digna".
(Adela Cortina Catedrática de Ética y Filosofía Política en la Universidad de Valencia. Artículo aparecido en ABC cultural, en 1998).
Siempre he defendido, que mayoritariamente, la sociedad española no es racista, sino tremendamente clasista. No asusta el extranjero en si; asusta el extranjero pobre. La cosa ha sido así siempre, incluso entre los propios españoles, y ha sido reflejado, como sin querer, hasta en nuestro cine. La "chacha", el peón, el malandrín de tres al cuarto, tenía siempre procedencia sureña, extremeño, andaluz, todo lo más manchego o murciano, y se llamaba Cañete, o López a secas, o todo lo más Rodríguez. El rico, el potentado, el profesional liberal, tenía siempre apellido rimbombante, compuesto, con un "de" delante, y con connotaciones norteñas, vasco-navarras principalmente.
Para salir de esta dichosa y duradera crisis, la receta es que se deje a los emprendedores."Prepárese" te dicen. "Recíclese" te repiten. Como si en este valle de lágrimas no hubiera lugar para los mediocres. Se toma como un fantástico dato el aumento, a pesar de la crisis, del número de trabajadores autónomos. No se tiene en cuenta que esto podría deberse a que la empresa está obligando ha hacerse "Frilans" a gente que antes estaba en nómina. Prohibido aspirar a cuarenta horas semanales, un sueldo, vacaciones pagadas, tiempo para trabajar y tiempo para tu familia. "Eso es de mediocres, y han sido los mediocres los que nos llevaron a este callejón sin salida", nos dirán. Para salir de aquí abajo, debemos ser todos Emilios Botines o Amancios Ortegas.
Cinturón de seguridad en torno a los políticos "escracheados". Entre trescientos y ciento ciencuenta metros, dependiendo del calibre del cargo público en cuestión. Suponemos que un miembro del gobierno tendrá derecho como mínimo a los trescientos metros de rigor. Diputados, senadores, alcaldes, concejales y cargos públicos autonómicos, de trescientos para abajo. Ya hemos dicho, y lo repetimos, alto y claro, que no nos gustan los escraches en este blog, y que por lo tanto, no somos partidarios de ellos. Como también repetimos alto y claro, que los escraches son el resultado anunciado ya hace tiempo por diversa gente, entre los que me cuento, del alejamiento de la clase política de la ciudadanía a la que debiera servir. Esto es así, y como es así, no se les ocurre otra solución a los escraches, que poner un cinturón policial, únicamente. Pues nada, que siga el tonto, aún habiéndose acabado la linde.
"No nos vamos, nos echan", dice un enunciado en las redes sociales, denunciando la huída de los jóvenes sin empleo y con estudios, hacia la Europa del norte. El espíritu de sacrificio es algo a lo que los españoles hemos renunciado hace años. Hemos enseñado a nuestros hijos las virtudes de la compra a crédito, de la vida regalada hasta la treintena en casa de papá sin pedirles nada a cambio y, como no, a despreciar al "áporos", al pobre, y a ciertos trabajos que estos realizan para sobrevivir, tales como limpiar casas, servir mesas o barrer calles. Estos trabajos, por lo menos en las grandes ciudades, lo siguen haciendo los inmigrantes, en un país con cinco millones de parados. Si indicas a alguien, que previamente se te ha quejado que su nene o su nena, con la carrera recién terminada , no encuentra trabajo, que busque salida en alguno de estos empleos, te dirá que lo prefiere en casa. No solo se odia al pobre, también se odia su modo de vida y por supuesto sus trabajos. Así luego es más fácil para las llamadas clases medias, aceptar la justificación de los políticos de los recortes sociales a estos parias.
Aporofobia pura y dura.
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domingo, 14 de abril de 2013
"Pero un doble castigo vendrá sobre ellos,
porque despreciaron a Dios, recurrieron a los ídolos
y juraron en falso despreciando la santidad"
(Sabiduría 14, 30)
porque despreciaron a Dios, recurrieron a los ídolos
y juraron en falso despreciando la santidad"
(Sabiduría 14, 30)
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La Palabra
domingo, 7 de abril de 2013
"Asi fueron rectificados los caminos de la tierra,
los hombres aprendieron aquello que te agrada
y se salvaron gracias a la sabiduría"
(Sabiduría 9, 18)
9
los hombres aprendieron aquello que te agrada
y se salvaron gracias a la sabiduría"
(Sabiduría 9, 18)
9
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La Palabra
lunes, 1 de abril de 2013
Escrache.
El abucheo público de políticos, frente a sus domicilios particulares, o en sus salidas ocasionales, eso es el escrache. Esta moda no es autóctona, es importada. La pusieron de moda los hermanos argentinos, en el siglo pasado.
No me gusta el escrache, para nada. Denota una falta de democracia y una justicia primitiva y raquítica. El escrache es el resultado de décadas y décadas de resignación, de un pueblo, gobernado por seres crueles y despiadados, que toman decisiones de espaldas a ese pueblo. Aún así, me sigue sin gustar el escrache. El vulgo enfurecido ante tanta injusticia sale a la calle y arrea contra todo lo que se mueve, sin importarles nada, un buen día aparece un salvapatrias, que les habla, que los convence de que deben seguirle. ¿Les suena? Es una vieja historia, ocurrida más veces, aquí y allá.
Pero esto lo venimos avisando aquí desde que se fundó este blog. Lo hemos dicho en innumerables, en incontables ocasiones, que llegaría el día que el pueblo desamparado, desprotegido, vilipendiado, atacado, saqueado, no sintiéndose representado por nadie o por casi nadie, saldría solo a la calle, sin banderas, sin distintitivos, como primera medida contra la injusticia. Ahora solo falta el demagogo de turno, y ya tenemos el lío montado.
No; no me gusta el escrache, pero tampoco la injusticia, y en España hay muchas injusticias. Demasiadas. Una, incluso se ha llevado al tribunal de Estrasburgo, la de la ley hipotecaria española. Allí, en Estrasburgo, se han echado las manos a la cabeza y han decretado que la ley no se adapta a las leyes europeas que rigen el tema y que habría que revisar todos y cada uno de los desahucios llevados a cabo en los últimos veinte años en España. Como si fuera tan fácil, ¿verdad?.
No me gusta el escrache, para nada, ya digo, pero tampoco me gusta que los responsables de las preferentes se hayan puesto las botas, saqueando las entidades que presidían, cajas de ahorros en su mayoría, puestos a dedo, miembros de la casta política y empresarial. En un país justo y democrático, alguien debería estar respondiendo por todos estos atropellos. Sin embargo, ya sabemos lo que pasa.
Hay políticos que no entienden lo del escrache, y se indignan contra los de Stop Desahucios por llevar a cabo estas acciones contra ellos, frente a sus domicilios particulares, invadiendo la parte de intimidad que todo personaje público tiene. En todo caso, esto no ocurriría si hubiera justicia, si los políticos legislaran teniendo en cuenta a la mayoría y no mirando a los intereses de la oligarquía financiero-empresarial.
Me parece injusto que a alguien se le insulte, y se le abuchee, frente a sus domicilios particulares, y se haga partícipes de estos abucheos a sus familiares y sus seres allegados, que ninguna culpa tienen. Me parece tan injusto esto, como que a alguien le quiten los ahorros de toda la vida o lo dejen en la calle, por haber firmado contratos bancarios en condiciones de auténtica usura, gracias a que muchos políticos miraron para otro lado y no cumplieron con su deber.
Decía el Marqués de Sade, que la dureza de los ricos justifica el mal comportamiento de los pobres (Esta cita preside este blog, junto al título). Tenía razón, si, pero casi mejor es que no haya injusticia ni mal comportamiento. ¿No?.
No me gusta el escrache, para nada. Denota una falta de democracia y una justicia primitiva y raquítica. El escrache es el resultado de décadas y décadas de resignación, de un pueblo, gobernado por seres crueles y despiadados, que toman decisiones de espaldas a ese pueblo. Aún así, me sigue sin gustar el escrache. El vulgo enfurecido ante tanta injusticia sale a la calle y arrea contra todo lo que se mueve, sin importarles nada, un buen día aparece un salvapatrias, que les habla, que los convence de que deben seguirle. ¿Les suena? Es una vieja historia, ocurrida más veces, aquí y allá.
Pero esto lo venimos avisando aquí desde que se fundó este blog. Lo hemos dicho en innumerables, en incontables ocasiones, que llegaría el día que el pueblo desamparado, desprotegido, vilipendiado, atacado, saqueado, no sintiéndose representado por nadie o por casi nadie, saldría solo a la calle, sin banderas, sin distintitivos, como primera medida contra la injusticia. Ahora solo falta el demagogo de turno, y ya tenemos el lío montado.
No; no me gusta el escrache, pero tampoco la injusticia, y en España hay muchas injusticias. Demasiadas. Una, incluso se ha llevado al tribunal de Estrasburgo, la de la ley hipotecaria española. Allí, en Estrasburgo, se han echado las manos a la cabeza y han decretado que la ley no se adapta a las leyes europeas que rigen el tema y que habría que revisar todos y cada uno de los desahucios llevados a cabo en los últimos veinte años en España. Como si fuera tan fácil, ¿verdad?.
No me gusta el escrache, para nada, ya digo, pero tampoco me gusta que los responsables de las preferentes se hayan puesto las botas, saqueando las entidades que presidían, cajas de ahorros en su mayoría, puestos a dedo, miembros de la casta política y empresarial. En un país justo y democrático, alguien debería estar respondiendo por todos estos atropellos. Sin embargo, ya sabemos lo que pasa.
Hay políticos que no entienden lo del escrache, y se indignan contra los de Stop Desahucios por llevar a cabo estas acciones contra ellos, frente a sus domicilios particulares, invadiendo la parte de intimidad que todo personaje público tiene. En todo caso, esto no ocurriría si hubiera justicia, si los políticos legislaran teniendo en cuenta a la mayoría y no mirando a los intereses de la oligarquía financiero-empresarial.
Me parece injusto que a alguien se le insulte, y se le abuchee, frente a sus domicilios particulares, y se haga partícipes de estos abucheos a sus familiares y sus seres allegados, que ninguna culpa tienen. Me parece tan injusto esto, como que a alguien le quiten los ahorros de toda la vida o lo dejen en la calle, por haber firmado contratos bancarios en condiciones de auténtica usura, gracias a que muchos políticos miraron para otro lado y no cumplieron con su deber.
Decía el Marqués de Sade, que la dureza de los ricos justifica el mal comportamiento de los pobres (Esta cita preside este blog, junto al título). Tenía razón, si, pero casi mejor es que no haya injusticia ni mal comportamiento. ¿No?.
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