Empezaron con unos restos, insignificantes, nada de nada, vamos; una minucia, de carne de caballo en algunas bandejas de carne picada, preparadas al efecto para hacer hamburguesas.
Al principio eran uno o dos supermercados. Nada con lo que alarmarse. Una memez sin importancia, vaya.
Poco a poco, según pasan las semanas, ya encontramos carne de equino en lasañas, tortellinis, ravioli, canelones, empanadas de carne, de distintas marcas, distintos modelos.
Pero ojo, no vayan a alarmarse, que no pasa nada. Ahora, han pasado de negar, a justificar. Increible.
Ahora, a través de los medios de comunicación a sueldo, esto es, todos o casi todos, nos vienen diciendo que la carne de caballo es muy nutritiva, que es muy saludable, que casi no tiene colesterol, ni grasa, ¡eh!, y que es sana, sanísima de la muerte, para las dietas pobres en hierro y calcio, y por tanto buenísima para los anémicos, y para todo el mundo, que carajo.
Dentro de nada veremos al cocinillas televisivo de turno prepararnos en su cocina catódica, algún plato de la nueva cocina snob gilipollista, como costillas de burro decontruídas, sobre lecho de nabos al Pedro Ximénez, o algo similar.
Además, nos informan que los españoles somos gilipollas. ¿No lo sabían? En Francia y en Italia, la carne de potro es un auténtico manjar, y se los comen con herraduras y todo. Cosas de la cultura de cada pueblo, vamos. Esperemos que no se acojan al mismo argumento, pero esta vez con la carne de perro, pues en el sudeste asiático los perros son una auténtico manjar, y claro, como decía el otro, hay gente pá tó, con menos escrúpulos que una hiena.
Pero estas cosas tienen que pasar porque sí, porque no hay más remedio. Verán, es que tengo un primo veterinario, y el hombre me ha advertido, de que, claro, que no hay peligro si uno como potro, purasangre, burro o jamelgo, ya, pero va dependiendo, y no se puede comparar un filete de vaca, como se está haciendo tan alegremente, con uno de caballo. Además, luego, está lo de la crisis, que no hay dinero, vaya, que las administraciones están recorta que te recorta, en medios, en personal, en todo, y claro, algunas empresas alimentarias, se tienen que autovigilar. El ideal de neoliberalismo; no hay estado, y ya saben. Pero es que, si no hay estado, y el que más y el que menos se autovigila, pues eso, ya saben, a comer hamburguesas de caballo, que es una carne muy sana, y muy nutritiva, y quien sabe, con el tiempo, alguno igual empieza a desarrollar orejas de burro, o quijadas.