Cita:

"La dureza de los ricos justifica el mal comportamiento de los pobres"
(Marqués de Sade)

lunes, 5 de mayo de 2014

Tontilandia Show: El Estado Digital.

Granada. Una chica, estudiante, se pone enferma. Va urgencias. Tiene la mala suerte de no ser andaluza, es canaria. En urgencias le informan que si no tiene tarjeta sanitaria, como no es autóctona, tiene que acoquinar el servicio. La chica está en Granada temporalmente, por estudios. Tiene una beca. Se la embargan para pagar el servicio de urgencias.

Condado de Treviño. Una niña se pone enferma. El padre, desesperado llama a urgencias, la más cercana, la vasca. El Condado de Treviño es un enclave burgalés metido en la provincia de Álava. En urgencias del País Vasco le dicen que nanai, que llame a Burgos, que es a donde pertenece. La niña muere cuando es trasladada por su padre en su coche particular al hospital.

Última, por ahora: Un señor se queda tirado en los límites de dos autonomías. Va en ambulancia de una a otra. Vive en una, pero su pueblo está más cerca del hospital de la otra. Los de la ambulancia le dicen que a partir de allí, ellos no pueden seguir, y que son los de la otra autonomía los que tienen que cargar con el mochuelo. Horas y horas esperando. Al final la broma le cuesta el dinero al buen señor, que lo que quiere es que lo saquen de allí.

Nos han dotado de un estado absurdo. Un estado que lejos de servir a los intereses de la ciudadanía, sirve solamente para colocar a dedo a familiares y amigos, para conceder a dedo obra pública y prevendas, y para conceder a dedo los trozos sobrantes del desmontaje de los servicios públicos. Vivimos en un estado donde el dedo se impone. Vivimos en un estado digital.

Estos tres casos que hemos relatado, casos ciertos y verídicos, aparecidos en la prensa y los medios de comunicación en general, eso si, tímidamente, son la prueba evidente de lo absurdo que es el estado de las autonomías, diseñado y urdido durante la recordada y renombrada Santa Transición.

Si no fuera porque en uno de ellos hay una niña muerta de por medio, sería para descojonarse de la risa. Pero ya digo; al papá de la niña del Condado de Treviño, imagino, maldita la gracia que le hará.

Nos dicen, por activa y por pasiva, que el gasto público en España es inviable, que gozamos de un estado demasiado caro, que tendremos que renunciar a él. No estoy del todo de acuerdo con eso. Lo que es caro no es el gasto público en sanidad, educación u otros servicios sociales, por ejemplo. Lo que es demasiado caro es el gasto político. Un estado digital es muy caro.

Está muy bien transferir competencias administrativas a las autonomías; descentralizar y transferir recursos. Pero para eso no hacía falta trasmitir recursos legislativos, esto es; dar a las Comunidades Autónomas capacidad para legislar, sobre sanidad, educación o servicios sociales varios. Eso fue el primer error. Un error grave. Un error que ha generado una corrupción tremenda. Un error que ha generado el nacimiento de 17 estados, con sus parlamentos, con su burocracia, con su necesidad recaudatoria infinita. Un estado inviable. Un estado digital.

En una entrevista, un periodista español le preguntaba al ex presidente de la República Portuguesa, don Mario Soares, por qué en Portugal no montaban un estado autonómico como el español. El señor Soares, siempre agudo, contestó que porque Portugal no era un país rico como España.

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