...siglo, y don González hacía pública su ojeriza contra el director del diario El Mundo, don J Ramírez, por las informaciones que el periódico sacaba, en primicia, sobre algunas barrabasadillas cometidas por don González y su gobierno, unas corruptelillas de nada referentes a la financiación del partido, y algo referente a la cal viva y a no sé que de una guerra sucia contra la ETA. Cosas de chavales. Entonces don González llamaba sindicato del crimen a un grupo de periodistas, entre los que se encontraba el propio don J Ramírez, don Jiménez Losantos, don Herrero, don Ansón, en fin, toda una pléyade de "primeras espadas del periodismo patrio". Según los cánones que se usaban en la época, era normal que don González se quejara de la prensa, y chillara cual cochino el día de San Martín, pues lo contrario, esto es, el alago de don González hacia la prensa, nos podría inducir a pensar que estaban ambos, don González y la prensa, a partir un piñón, y que la prensa no estaba haciendo bien su trabajo. Recordemos que años antes, don Guerra, adjunto don González en labores gubernamentales tildó a esta de canallesca, nada menos.
Años después, doña Aguirre, lanzó epítetos a alguna cadena de televisión que no le bailaba el agua, tales como "la secta", haciendo un inteligentísimo y ágil juego de palabras con el nombre de la cadena, La Sexta. Esto, no ha mucho que ocurrió, y sin embargo no escuché a nadie salir en defensa de la cadena de televisión calificada por doña Aguirre de sectaria. No vi a los periodistas en bloque echarse las manos a la cabeza, y exigir disculpas a doña Aguirre y Gil de Viedma.
Ahora, hace unos días don Iglesias la ha tomado contra esa misma prensa, y en particular contra un periodista de El Mundo, y toda la prensa carca, el PSOE, el PP y Ciudadanos, han cargado contra él, de paso recordándonos a los enanos mentales que en nuestra España somos, que estas prácticas ya las llevaba a cabo don Chávez en Venezuela, y tralari, tralara.
Verán, no voy de hacer de abogado del diablo. A mí, la figura de don Iglesias me suscita serias dudas, como me la suscitan las figuras de todos y cada uno de los demás "líderes" políticos, pero es que empiezo a estar un poco harto del discurso para gilipollas integrales de parte de la prensa de este país, y de la hipocresía de parte de los políticos.
Al parecer, aquí no se puede poner en duda las afirmaciones e informaciones de ciertos periodistas, ni por supuesto, opinar sobre ellas. Informaciones, que en la mayoría de los casos van en una única dirección, y atienden a la voz de su amo. Cuantas veces en esta España se ha evitado opinas sobre determinadas empresas, o sobre determinadas familias vinculadas a estas empresas, por miedo a, por presiones de, por coacciones de y a.
Y es que para una verdad que dice un político en España, no nos vamos a poner tan quisquillosos. Lo único que se le puede achacar a don Iglesias en este caso, es haberse quedado corto.