Cita:

"La dureza de los ricos justifica el mal comportamiento de los pobres"
(Marqués de Sade)

domingo, 20 de noviembre de 2016

Si somos, pues del linaje de Dios...

...no debemos pensar que la divinidad sea algo semejante al oro, la plata o la piedra, modelados por el arte y el ingenio humano.

Hechos 17, 29

martes, 15 de noviembre de 2016


-He decidido crear un programa de creación de empleo a través de inversión en infraestructuras.
-¡Vamos Trump!, quedamos en que usted era el súper, súper malo que construye muros en la frontera de México, no carreteras y hospitales. No nos estropee el guión a seguir.

Desde el mono pensamiento periodístico...

...se está lanzando el mensaje de que la novedad del triunfo de Trump en los Estados Unidos, es populismo y nacionalismo, novedoso y extraordinario. Se atreven, incluso, a comparar al nuevo presidente con Pablo Iglesias, y con Podemos, o lo que es lo mismo, tienen la osadía de comparar a Estados Unidos con nuestra patética España.

Demuestran tener un desconocimiento tan grande como su osadía. No han caído en la cuenta de, que a pesar de los pesares, los Estados Unidos de América son una democracia, con separación de poderes, con democracia dentro de los partidos políticos, los cuales están obligados a organizar unas primarias.

Hemos podido asistir meses atrás, a un excelente espectáculo de democracia, de política, de malas artes, de conciencia colectiva de nación, de país, de amor a lo propio, de derecho, de ciudadanía. Hemos visto como un veterano senador por Vermont, Berny Sanders, aguantaba el tipo contra el aparato de su partido, poniendo sobre el tapete una batería de medidas sociales y políticas, en contra de los deseos de la dirección del Partido Demócrata, que prefería a la señora Clinton. Hemos visto como el nuevo presidente, Donald Trump, tumbaba a todos y cada uno de sus rivales en las primarias del Partido Republicano. Ni que decir que cada uno de ellos, menos Trump, eran los preferidos de la dirección del partido. Finalmente hemos asistido a una victoria de Trump, no solo contra una contrincante política, sino contra el ochenta por ciento de los medios de comunicación norteamericanos que se lanzaron a degüello contra él, y en favor de su contrincante.

Para que fuera comparable la victoria de Trump a que algo parecido pudiera pasar en España, tendríamos que dar rienda suelta a nuestra imaginación. Por ejemplo, imaginar que Pablo Iglesias hubiera ganado unas primarias a Pedro Sánchez dentro del Partido Socialista, o que Rivera hubiera hecho otro tanto con Rajoy en las del Partido Popular, para pasar a enfrentarse ambos en unas elecciones generales. Por supuesto, en ese caso, tendríamos que cambiar el sistema parlamentario"a la española" por un sistema presidencialista con separación de poderes, donde los parlamentarios no tuvieran que decir la bochornosa frase que dijeron los del PSOE tras abstenerse y facilitar así la presidencia de Rajoy, aquello de "por imperativo legal",  y tuvieran verdadera libertad de voto, no atendiendo a los deseos de su jefe de filas, y atendiendo a los de los ciudadanos que los han votado.

Nuestra "poltronocracia" sigue siendo un sistema sin parangón en la comunidad de países avanzados que en el mundo son, pocos, cada vez menos. Tiene gracia que nos demos el lujo de, encima, no ya dar lecciones, sino de comparar un país con otro, un sistema con otro y unos políticos con otros. Increíble.


miércoles, 9 de noviembre de 2016

¡Ha ganado Trump!

Sí, ha ganado. "Ya lo decía yo" cuenta el opinador a sueldo que antes de ayer se jugaba el bigote a la victoria segura de Clinton. Ya ven. Nosotros que tratamos a los estadounidenses de idiotas, unos guiris embrutecidos, comedores de hamburguesas y adictos a las armas de fuego, que se pasan el día diciendo ¡oh, my God!, que han elegido a un patán de tres al cuarto, millonario de carrera, misógino, racista y analfabeto como ellos. Esa es la reflexión, sesuda y sopesada a la que han llegado algunos de las mentes más preclaras del periodismo patrio, y que inteligente y diligentemente ha recogido el español medio de mente plana y monopensante.

Ha ganado Trump, y con él ha ganado el hartazgo, por la globalización impuesta, por la ideología de género impuesta, por la multicultaralidad impuesta. Ha ganado el amor a lo propio. Ha ganado la libertad de preguntarse a uno mismo: ¿por qué?. Ha ganado la resistencia a la pobreza, a la desindustrialización, al falso capitalismo de amiguetes, a la caradura, al falso liberalismo, a la política profesional, al nepotismo. La victoria de Trump es una oda a la meritocracia, a la libertad, a la comunidad, a la solidaridad, a la responsabilidad y a la justicia.

Aunque nos cueste reconocerlo, el pueblo estadounidense nos acaba de dar una lección. Hace unos meses nos la dio el pueblo británica, y hace unas semanas el pueblo colombiano. Una lección de democracia. Sí, ya sé. Nosotros no sabemos que eso. Nosotros votamos una, dos y hasta tres veces en un mismo año a los mismos individuos tóxicos, indolentes, traidores, corruptos, estúpidos, pobres de espíritu, y absolutamente nocivos. Tipos que en los Estados Unidos no serian ni alcaldes de un pueblo de doscientos habitantes.

Sería conveniente que empezáramos a hacérnoslo mirar.

domingo, 6 de noviembre de 2016

La social-democracia, como tal no existe...

....Creíamos que sí, que existía, al menos eso es lo que nos hicieron creer. Que no tocarían nunca el estado de bienestar, la educación pública, la sanidad pública, las pensiones, los subsidios. Y nosotros asentíamos orgullosos, henchidos, confiados de que aquello por lo que nuestros papás y abuelos vertieron tanta sangre, tanto sudor, tantas lágrimas, jamas sería tocado, modificado, movido. Nos poníamos trágicos, recordando a aquel tío abuelo, aquel abuelo, aquel pariente que enrolado en la milicia, parapetado, fusil en ristre, mató, murió, fue encarcelado, exiliado. Lo rememorábamos, y contábamos con que la reacción no osaría pasar la linea roja.

Veíamos a nuestro alrededor, cada vez más precariedad: Los trabajadores de hostelería y comercio, a pesar de los millones de turistas que nos visitan, veían su nomina reducida al ridículo, y su horario ampliado al infinito, por arte de magia y de liberal-hijoputismo. El trabajo en negro empezaba a ser el rey. Pero nosotros ni nos coscábamos, seguros de nosotros mismos, los sindicatos y Carlos Marx velaban por nosotros, no se atreverían a cargarse la socialdemocracia, necesitaban una demanda que consumiera sus productos, en esta sociedad social-consumista, amuermada por el pan y circo. No nos dábamos cuenta de que la social-democracia, como tal no existe, como los Reyes Magos, son los padres, en este caso los de la Patria.

No, no hay social-democracia. Ésta era el resultado de un pacto, de un acuerdo, entre las oligarquías y las fuerzas de izquierda, marxistas, sindicalistas. Vosotros os portais bien, sois buenos chicos, renunciáis a la lucha de clases, a tomar el poder por la fuerza de la revolución, y nosotros renunciamos a explotaros inmisericordemente, os damos pensiones dignas de jubilación, una educación aceptable para vuestros hijos y una sanidad más o menos digna para todos.

Pero en los noventa cayó el "coco". Los partidos marxistas de todo el mundo empezaron a ponerse nerviosos y perdieron el traserillo, salieron echando hostias del marxismo, en busca del centro político. Se empezó a ceder, a ceder, a ceder. De aquellos barros, estos lodos.

No nos engañemos. Siempre habrá arriba y abajo, izquierda y derecha, blanco y negro. Siempre habrá alguna revolución latente que acabe por romper y que sirva de ejemplo a seguir a los desheredados de la Tierra. Mientras el hombre siga siendo tan idiota de caer una y otra vez en la misma fosa.